martes, 15 de enero de 2008

Asesinos Seriales

"Yo no quería hacerles daño. Solo quería matarlos..."David Berkowitz
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CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1.- Justificación
A partir de las diversas lecturas que la autora de este texto ha realizado con el fin de seleccionar y delimitar un tema de investigación para la asignatura Comunicación y Desarrollo Humano I, consideró a los Trastornos Mentales como tema a desarrollar. Sin embargo, encontró un obstáculo importante: los estudios sobre los trastornos mentales, sus fundamentos fisiológicos, sus consecuencias intrínsecas y extrínsecas y sus posibles tratamientos y terapias son muchos y muy amplios, y mientras la medicina y los experimentos en el área de la psicología avancen, el estudio de las enfermedades mentales no se detendrá. Ante esta situación, delimitó los trastornos mentales siendo finalmente los Asesinos Seriales el tema a desarrollar.

Frente a este tema, la autora encuentra que hay desconocimiento de las características psicopatológicas de los asesinos en serie lo cual conduce a dos posibles caminos; ignorar las posibles vías de tratamiento; o bien confiar que con tratamiento farmacológico se podrá desaparecer el problema, sin saber que, como menciona Rodríguez (2002) “…los efectos de la intervención farmacológica producen [únicamente] una reducción de ciertos síntomas”, por lo que la rehabilitación de los enfermos mentales requiere una interacción de áreas como la farmacológica y la rehabilitación.

1.2.- Preguntas de Investigación
¿Cuál es el perfil psicológico de los asesinos en serie?

¿La causa del padecimiento tiene una base genética o medioambiental?

¿Cuáles son las motivaciones de los asesinos seriales para actuar de la manera en que actúan?

¿Experimentan algún nivel de culpabilidad? Si es así, ¿Qué los motiva a seguir actuando de esa manera? Y de no ser así ¿Cuál es la diferencia entre la estructura de la personalidad de un asesino serial y la de una persona sin esa conducta?

1.3.- Objetivos
Con esta investigación se busca realizar una valoración de las personalidades sociópatas y/o psicópatas para lograr establecer la situación de los asesinos seriales antes y después de cometer el delito.

1.4.- Alcances
Esta investigación se encargará sólo del estudio y análisis de la información (perteneciente al ámbito de la psicología) ya existente referente a los asesinos seriales, tomando en consideración aquellos elementos que aporten criterios con los cuales se puedan realizar juicios de valor respecto a la personalidad de los mismos.

Definir la causa del padecimiento es fundamental en este trabajo de investigación.

No sé delimitarán años de ocurrencia, esto es, se abordarán tantos casos sean posibles con el fin de conseguir respuestas finales amplias y no sesgadas.

1.5.- Limitaciones
Esta investigación se limitará a estudiar a los asesinos seriales en general, ningún caso en específico será analizado.

No se hablará sobre la incidencia de los patrones psicológicos antisociales en relación al género.

No se indagará en el proceso mismo del asesinato, es decir, no interesa saber qué es lo que sucede dentro del sujeto en el momento en que cumple su meta y satisface su necesidad.

La terapia psicológica, el tratamiento psiquiátrico y sus posibles contribuciones a la recuperación del asesino serial no son tema tratar en esta investigación.

La postura del Estado y la Ley respecto a los asesinos en serie no será comentada, tratada ni cuestionada.

CAPÍTULO II.
TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Y DELINCUENCIA

La American Psychiatric Association cuenta con un sistema de clasificación que lleva por nombre Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM). Dicho manual ha sido sometido a nuevas actualizaciones y revisiones, siendo las últimas tres ediciones (DSM-III, DSM-III-R y DSM-IV-TR) las que han alcanzado un impacto sumamente trascendental tanto en el campo de la investigación, como en el de la práctica clínica.

2.1.- Trastornos de la personalidad.
Por definición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV (DSM-IV) o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (2002):
Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto. (p. 765)

A partir de la similitud de las características que ciertos trastornos de la personalidad tienen, éstos han sido reunidos en 3 diferentes grupos; el A, el B y el C, clasificación a la que en este trabajo de investigación se recurrirá para facilitar su comprensión.

Es importante mencionar que dicho agrupamiento fue pensado por quienes intervinieron en la elaboración y revisión del DSM como una vía útil para el manejo de términos en ámbitos de investigación y/o docencia, por lo que, como se comenta en el propio DSM-IV (2002) “…tiene importantes limitaciones y no ha sido validado de forma consistente. Además, es frecuente que los individuos presenten al mismo tiempo varios trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos distintos” (p.766).
A continuación se recopilan las características más básicas de cada trastorno de la personalidad, pues debido a la naturaleza de esta investigación es de vital importancia conocerlos, aunque sea muy básicamente.

2.1.1.- Grupo A. Desórdenes raros o excéntricos.
Las personas con algún trastorno englobado en este primer grupo se caracterizan por tener una conducta extravagante o rara ante los ojos de los demás, esto debido al uso de un lenguaje extraño, actitudes frías hacia los demás y constante sospecha de posibles traiciones por parte de seres cercanos.

Las personalidades comprendidas en este grupo son la paranoide, esquizoide y esquizotípica.

2.1.1.1.- Trastorno paranoide.
El paranoide es una persona, según Ortiz-Tallo (1997) “…que con poco o ningún fundamento supone que los demás traman acciones contra él” (p.96), por lo que siempre está en un estado constante de hipervigilancia. Aunado a lo anterior, son seres fácilmente ofendidos, incluso por actos indiferentes, o apenas maliciosos; lo que los orilla a experimentar altos niveles de resentimiento.

2.1.1.2.- Trastorno esquizoide
El casi nulo interés por contactos interpersonales, la insensibilidad afectiva, incluso tras la provocación directa, y la preferencia por actividades que impliquen soledad son las manifestaciones de un sujeto con este trastorno.

2.1.1.3.- Trastorno esquizotípico
Tal como se menciona en el DSM-IV (2002) este trastorno “es un patrón de excentricidades del comportamiento” (p. 779), patrón donde existen creencias y pensamientos mágicos y alteraciones perceptivas.

2.1.2.- Grupo B. Desórdenes dramáticos, emocionales o erráticos.
Quienes poseen una personalidad perteneciente a este grupo son personas que suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables. Las 4 personalidades incluidas en este grupo; antisocial, limítrofe, histriónica y narcisita, se caracterizan por un patrón penetrante de violación de las normas sociales, comportamiento impulsivo, emotividad excesiva, grandiosidad y ataques de rabia.

2.1.2.1.- Trastorno antisocial de la personalidad
Como se describe en Tallo-Ortiz (1997) “La personalidad disocial se caracteriza por su conflictividad con las normas sociales” (p.99); o bien el DSM-IV (2002) complementa la definición anterior afirmando que “es un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás” (p.784).

2.1.2.2.- Trastorno limítrofe de la personalidad
Quien vive con este trastorno mantiene relaciones interpersonales intensas, pero inestables. Inestabilidad que también sufre hacia su propia imagen. Los compartimientos autodestructivos, la autoagresividad, la impulsividad nociva y un sentimiento constante de vació interior también caracterizan a estos sujetos.

2.1.2.3.- Trastorno histriónico de la personalidad
Según el DSM-IV (2002) “la característica esencial del trastorno histriónico de la personalidad es la emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de búsqueda de atención” (p. 795).

2.1.2.4.- Trastorno narcisista de la personalidad
Según Ortiz-Tallo (1997) “…vanidad exagerada, expectativas de trato especial y admiración, la envidia” (p.102) y la búsqueda de amistades que llenen su vanidad son características básicas de un narcisista.

2.1.3.- Grupo C. Desórdenes ansiosos o temerosos.
Este último grupo reúne los trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo, que a grandes rasgos, se caracterizan por altos niveles de ansiedad y temor.

2.1.3.1.- Trastorno de la personalidad por evitación
El DSM-IV (2007) define este trastorno como “un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de incapacidad y una hipersensibilidad a la evaluación negativa” (p.803).

2.1.3.2.- Trastorno de la personalidad por dependencia
En el DSM-IV (2007) se define a este trastorno como “la necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación” (p.807).

2.1.3.3.- Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad
El DSM-IV (2007) sintetiza este último trastorno de la siguiente manera: “… es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia” (p.812).

2.2.- Delincuentes
En el estudio General Theory of Crime, Gottfredson y Hirschi (1990, citado en Lykken, 2000) “postularon que la característica definitoria del temperamento delictivo es el escaso autocontrol” (p.39). La característica anterior es aplicable a gran cantidad de delincuentes, sin embargo, no a la totalidad de ellos; y es debido a lo anterior que se requiere hacer un análisis menos generalizador de las personalidades delictivas.

La socialización es un punto clave a considerar; un fracaso ya sea total o parcial en este ámbito representa un factor de predisposición importante en el estudio de las conductas delictivas. Un individuo con mala conducta, abuso de autoridad o negligencia por parte de sus padres, características temperamentales innatas que dificultan los procesos sociales, o bien, una combinación de algunos de los factores anteriores puede ser más propenso que otros a cometer delitos, sin embargo, es de vital importancia considerar que incluso individuos correctamente socializados, frente a provocaciones fuertes, pueden ser protagonistas de un acto delictivo.

Como deja claro Pérez-Aguirre (2006) “la separación entre el delincuente y el hombre o la mujer normales es tan sutil que a veces es imperceptible” (p.14), es por eso que se debe siempre tener en cuenta que las motivaciones de las personas no sólo son intrínsecas, sino también extrínsecas, dicho en otras palabras, los factores que mueven a las personas pueden ser tanto endógenos como exógenos.

Para el estudio de los seres delictivos, Lykken (2000) ha realizado una clasificación de los mismos donde “…incluye tres familias principales: los que son psicológicamente normales, unos pocos realmente psicóticos; y, la familia más numerosa, lo que nunca han sido bien socializados” (p.40).

2.2.1.- Delincuentes psicológicamente normales.
En esta primera subdivisión de delincuentes se engloban todas aquellas personas que durante su infancia, adolescencia y vida actual no presentaron ni presentan mayores problemas de socialización y cuyo temperamento se encuentra dentro de los parámetros normales, pero que se vieron envueltos en cierta situación, que en combinación de estímulos suficientemente fuertes, los motivaron a actuar de una manera ilícita.

2.2.2.- Delincuentes psicóticos.
Los criminales pertenecientes a la vertiente psicótica son los que padecen de una enfermedad mental, como la esquizofrenia, la paranoia, el delirium tremes y motivados por dicho trastorno ejecutan homicidios. Se identifican generalmente como homicidas desorganizados.

Un policía de tránsito con un temperamento y antecedentes relativamente normales que se ve inmerso en una situación de la que puede obtener provecho fácil e ilícitamente, puede acceder y convertirse en un delincuente de los llamados ‘psicológicamente normales’.

2.2.3.- Personalidades antisociales.
En esta rama se encuentran englobados, tanto los individuos que presentan un trastorno antisocial de la personalidad (mencionado anteriormente en el segmento 2.1.2.1) como muchos más que no satisfacen dichos criterios.

2.2.3.1.- Personalidad sociopática.
Este grupo, contrario a lo que se ha llegado a pensar, no se limita únicamente a miembros del género masculino. Los sociópatas son hombres y mujeres que de infantes y adolescentes no se socializaron correctamente.

Quienes conforman este grupo son hijos de padres incompetentes y con muy bajo o nulo control sobre ellos. Son individuos con una conciencia débil y poco elaborada, con pocas metas sobretodo a largo plazo, pues son seres que se mueven bajo una dinámica de vida en la que la obtención de placeres y dolores actuales (o bien su evitación) es lo único que importa, y es dentro de esa obtención de placeres donde aparece la ruptura de reglas y normas preestablecidas; los sociópatas se dejan llevar por impulsos del momento, sin importar si sus actitudes serán o no juzgadas por los demás.

El placer por dominar, lastimar, humillar y asustar a las personas es una característica típica de los sociópatas agresivos.

2.2.3.2.- Personalidad psicopática
Como menciona Lykken (2000) existe un modelo neurofisiológico que afirma que la conducta impulsiva y psicopática puede deberse a dos sistemas, que a primera instancia parecerían antagonistas entre ellos, pero que sin embargo conducen a finales un tanto semejantes.

El modelo propone en primer lugar un sistema de inhibición de la conducta débil; sistema que convierte a sus poseedores en lo que se ha denominado ‘psicópatas primarios’; y en segundo lugar a un sistema de activación de la conducta excesivamente activo, mismo que genera la llamada ‘psicopatía secundaria’.

Los psicópatas primarios son aquellas personas que si bien no tienen necesidades y apetitos anormales, tampoco pueden ser consideradas psicológicamente normales. Son personas que se oponen drásticamente a la socialización, sin embargo no precisamente por ser miembros de una familia disfuncional con padres poco competentes, pueden incluso provenir de familias tradicionales, pero su constante resistencia a la socialización es mucho mayor que el esfuerzo de los padres por brindarles mejores oportunidades de desarrollo.

Existe otra variante de la psicopatía primaria, en ésta se encuentran quienes han logrado sobrellevar con un grado de éxito la predisposición a inhibir la conducta, pero que a su vez no han fructificado en el establecimiento de una conciencia fuerte y eficaz, lo que mantiene cierta relación con el hecho de que difícilmente son víctimas de estrés.

Por el otro lado, los psicópatas secundarios, término establecido por Ronald Blackburn, son seres sumamente propensos y sensibles al estrés, incluso mucho más que las personas psicológicamente normales. Son seguidores de todas aquellas acciones que impliquen riesgos, por lo que la preocupación, irritabilidad e insatisfacción son emociones básicas en su ser. De igual manera, son agresivos, impulsivos, introvertidos, retraídos y, totalmente a la inversa que con los primarios, son muy tendientes a los sentimientos de culpa.

CAPÍTULO III
ASESINOS SERIALES

3.1.- Concepto
El término ‘asesino serial’ como tal fue manejado por primera vez por Robert Ressler, agente del Federal Bureau of Investigation, mejor conocido por sus siglas FBI, entre los años sesenta y setenta.

Se usa esta expresión para describir a una persona de comportamiento homicida frecuente que ha matado mínimo a 3 personas con un intervalo entre cada asesinato.

3.2.- Características
Expertos en el tema han encontrado que muchos asesinos y criminales presentan conductas semejantes, sin embargo no se puede hablar de un perfil psicológico universal para dichos sujetos. Es sólo que, como asegura Pérez-Aguirre (2006) “existen factores con características repetidas en los individuos, quienes resuelven sus carencias, ausencias y frustraciones con violencia” (p.42).

3.2.1.- Referente a la forma de actuar
Describir a los asesinos en general resultaría un tanto vago. Es por esto que los especialistas que conforman el cuerpo del FBI han recurrido a la división de estos sujetos en base a la forma en que llevan a cabo sus actos.

3.2.1.1.-Asesinos organizados o sistemáticos.
Estos son sujetos que dedican suficiente tiempo a la elaboración de su plan de acción, incluyendo lugar, fecha, hora, y obviamente, la selección de su víctima. Lleva consigo a la escena del crimen cualquier tipo de armas o artefactos que pudiera necesitar; desde armas, hasta líquidos como cloroformo para dormir a sus víctimas.
Como señala Zonderman (1993) los asesinos organizados tienen cierta necesidad psicológica de castigar y de tener el control total de la situación, por lo que es bastante frecuente encontrar señales de haber inmovilizado a la víctima y evidencias de tortura hacia la misma en el momento de realizar el reporte médico forense.


Armas pertenecientes a dos trascendentales asesinos seriales de la historia; David Berkowitz y Andrei Chikatilo, respectivamente.

Como menciona Pérez-Aguirre (2006) es común que los asesinos organizados busquen satisfacer y cumplir fantasías sexuales con sus víctimas, ya sea antes o después de consumada su muerte. Pero es de suma importancia subrayar que no todos los asesinatos sexuales son obra de criminales en serie. Sin embargo, las acciones de estos últimos tienen una naturaleza fuertemente carnal.

De igual manera, Zonderman (1993) explica que:
El criminal organizado a menudo es uno de los hermanos mayores en su familia y proviene de un núcleo donde el padre tenía un empleo fijo. Durante su niñez sufrió castigos desproporcionados y, según Burgess, ‘casi siempre se sintió maltratado por el padre’, aun cuando también ‘muestra antecedentes de haber estado vinculado a una mujer dominante’ (p. 103).

A pesar de que muchos homicidas de este tipo presentan un trastorno de la personalidad sociópata, también se puede hablar de que existen los que se pueden desenvolver correctamente en la esfera social, e incluso en la sexual. Esto explica los vínculos previos existentes entre agresor y víctima. Se conocen casos de multihomicidas cuyas víctimas son parejas sentimentales de la actualidad o pasado, personas con las que se trabaja, con las que se vive, etcétera.

Los niveles de inteligencia de quienes persiguen este patrón de asesinatos suele ser promedio, o incluso superior. Sus acciones tan bien planeadas y cuidadas dejan ver sus altos niveles de inteligencia. Estos multihomicidas, salvo raras ocasiones, nunca dejarán en la escena del crimen las armas que hayan usado.

Son delincuentes que conforme su número de asesinatos crezca, buscarán cada vez mayor perfección, perfección que se puede traducir en actos aún más organizados, o incluso en decidir cambiar su forma de actuar y pasar de actuar metódicamente a una manera mucho más desorganizada, esto con el fin deliberado de confundir a las autoridades y postergar su captura; así mismo, suelen cambiar de residencia y trabajo constantemente, incluso como concluye Burgess (citado en Zonderman, 1993) “comúnmente modifican sus procedimientos e incluso pueden suspender sus crímenes durante una temporada” (p. 104).

Por lo anterior, es que en este tipo de casos los medios de comunicación deberán quedar exentos de dar a conocer mucha información recaudada, pues se busca evitar dar a los criminales aún más herramientas para saber cuáles son los errores que están cometiendo y los están acercando a su detención.

Estos sujetos son tan hábiles, que pueden relacionarse directamente con personas involucradas en su propia captura, opinar sobre dicha problemática y cooperar en las investigaciones y no ser, ni siquiera, considerados como posibles sospechosos.

Como recalca Zonderman (1993) “los psiquiatras los clasifican como esquizofrénicos o paranoicos, pero con mucha frecuencia se trata de sociópatas, lo cual significa que carecen de todo sentido de responsabilidad para con algo o alguien, y no sienten remordimiento de sus actos” (p.101).
Theodore Robert Bundy (1946-1989).
Asesino serial que pudo permanecer en contacto directo y trabajando como voluntario con quienes investigaban la muerte de jóvenes estadounidenses, muertes que él mismo había causado.

3.2.1.2.- Asesinos desorganizados u ocasionales
Totalmente a la inversa de lo que sucede con los sistemáticos, los asesinos desorganizados actúan por impulsos y estrés situacional, lo que no les da oportunidad ni tiempo suficiente para planear el crimen, incluso, las escenas del crimen generadas por este tipo de asesinos llegan a sugerir que en un principio no se planeaba matar a la ahora víctima, sino que tal vez por temor a que ésta reconociera al agresor se recurrió al asesinato.

Por lo mismo de que actúan sin planeación previa, sus armas suelen ser circunstanciales, es decir, usan como armas cualquier objeto que pudieran encontrar en la escena del crimen y generalmente son abandonadas en el mismo escenario.

La espontaneidad del crimen provoca que sus víctimas suelan ser elegidas al azar. Al saber que estos asesinos actúan bajo ansiedad e impulsos, se entiende que pueden sufrir estos ataques estando en las zonas donde viven o trabajan, por lo que se deduce también que es muy posible que su víctima, a pesar de ser electa al azar, también fuera una persona que previamente conociera.

Los crímenes protagonizados por un asesino del tipo ocasional suelen ser realizados en poco tiempo, pues atacan de sorpresa y provocan una muerte acelerada de la víctima para evitar cualquier oportunidad de ser encontrado en medio del acto delictivo.

Tal y como Zonderman (1993) lo apunta:
El asesino desorganizado por lo general posee una inteligencia inferior al promedio, es inmaduro social y sexualmente e incapaz de desenvolverse en ambas esferas, y su preparación es escasa. Vive solo o con su familia hasta la edad adulta. Con frecuencia es uno de los hermanos menores en su familia y proviene de un hogar sin padre, o donde este no tenía un trabajo estable. La ausencia del padre puede ser física o emocional, debido a una personalidad débil o el uso del alcohol y drogas. En su niñez frecuentemente sufrió duros maltratos, infringidos por el padre o por una madre dominante, y casi siempre se ha relacionado con mujeres dominantes: su madre, alguna hermana, novia o su esposa (p.100).

3.2.3.- Referente a las motivaciones.
Colmes y De Burger han dividido a los asesinos en serie en 4 grupos diferentes según los motivos que los orillan a realizar sus ofensas.

3.2.3.1.- Asesinos tipo visionarios.
Estos criminales atentan contra la vida pues dicen haber sido testigos de visiones o voces que les ordenaban matar gente. Generalmente describen lo anterior como ‘mensajes de Dios’ o bien, de demonios. Las voces internas y visiones son producto de un trastorno esquizofrénico de la personalidad, pues quienes lo padecen manejan tanto exceso de información en su cerebro que generan dichas voces extrañas.
David Berkowitz (1953- )
Asesino serial neoyorquino que gustaba de matar mujeres disparándoles con un revólver calibre .44 a través de las ventanas de sus coches mientras éstas se besaban con sus novios. Él explicaba que había recibido mensajes para aniquilar mujeres y aseguraba que todo lo maligno que ha ocurrido en el mundo de alguna manera tiene que ver con ellas.
Actualmente paga una condena de 6 cadenas perpetuas, equivalentes a 365 años.

Herbert Mullin (1947-)
Asesino serial californiano que mató a 13 personas, pues escuchó unas voces que le dijeron que debía asesinar para lograr prevenir un sismo en California. Incluso ya detenido afirmaba que el hecho de que no se hubieran presentado sismos recientemente era que había cumplido su misón..
En la actualidad paga una condena hasta el año 2025, cuando se considerará darle libertad condicional.

3.2.3.2.- Asesinos tipo cumplidores de una misión.
En este grupo se encuentran reunidos aquellos que asesinan a personas porque creen que le hacen un daño al mundo y hay que arrasar con todas ellas. Se conocen casos de sujetos cuyo blanco eran prostitutas, gente de raza negra y homosexuales. Ellos afirman que están haciendo justicia; que realizan el bien.
Wayne Bertram Willimas (1958- )
Asesino en serie estadounidense que mataba niños de raza negra porque buscaba evitar que crecieran y se reprodujeran, pues él no estaba de acuerdo con que existiera gente de color y creía que hacía un bien eliminándolos. Cabe destacar que él era negro.
En 1981 fue condenado a cadena perpetua por la muerte de 2 jóvenes, pero se sospecha que fue autor de 30 crímenes más.

3.2.3.3.- Asesinos tipo hedonistas.
En esta categoría se incluyen 3 subtipos diferentes; los que buscan emociones fuertes que sólo experimentan matando gente; los que asesinan para incrementar su calidad de vida en ciertos aspectos, generalmente el económico; y quienes encuentran una satisfacción sexual al matar.
Albert Fish (1870-1936)
Asesino en serie norteamericano proveniente de una familia en la que muchos de los hombres padecían trastornos mentales.
Practicaba la castración, el sadomasoquismo, exhibicionismo, vouyerismo, pedofilia, homosexualidad, autoflagelación y canibalismo.
Una frase mencionada por Fish al escuchar su sentencia a la silla eléctrica comprueba que cumplía con el patrón de tipo hedonista, específicamente al experimentar sensaciones únicas al matar a otros, su frase fue: ‘¡Qué alegría morir en la silla eléctrica! Será el último escalofrío, uno de los pocos que todavía no he experimentado’.

3.2.3.4- Asesinos tipo orientados al poder y el control.
Este es el tipo de asesinos más común. Son seres que sienten una necesidad extrema de atormentar y torturar individuos, y satisfacen esa necesidad a través del control sobre la vida y la muerte de otro.
Elizabeth Báthory (1560-1640)
Condesa húngara de familia con miembros alcohólicos, asesinos, homosexuales y practicantes de incesto y ritos satánicos.
Causar dolor le causaba niveles de placer extremos, por lo que sus castillos debían contar con una cámara de flagelación.
Poseedora de grandes fantasías sobretodo sexuales, mismas que cumplía con su servidumbre. Gustaba de quemar los genitales de sus victimas, arrancar a mordidas pedazos de piel y beber y bañarse en sangre de otros.

3.3.- Factores causales.
Si bien el estudio de los asesinos seriales es un tema interesante para muchos, el determinar si los asesinos nacen o se hacen también ha sido un tema intrigante para muchos investigadores.

3.3.1.- Genéticos y fisiológicos
Se sabe que la familia juega un papel fundamental en el desarrollo de las conductas de sus miembros. Sin embargo, erróneamente se cree también que los asesinos necesariamente provienen de una familia disfuncional.

Las personas que poseen algún tipo de daño cerebral carecen del dominio sobre sus propios actos, por lo que muchas veces presentan conductas que atentan contra la vida de otros, o incluso la propia.

El que generaciones familiares anteriores hayan sido alcohólicas o drogadictas, coloca a los hijos en una posición mucho más desventajosa en cuanto a ser genéticamente propensos a desarrollar alguna adicción.

Descender de progenitores o familiares que hayan presentado cualquier tipo de diagnostico psiquiátrico clínico también representa una predisposición genética muy elevada a repetir dichos patrones.

De igual manera, una persona que consume cocaína, fármacos, alcohol o cualquier tipo de sustancia tóxica experimenta cambios en la percepción y estados de conciencia alterados que difieren a los de una persona libre de dichas sustancias, estados que usualmente conducen a quienes los experimentan a actuar de una manera extravagante y/o violenta.


3.3.2.- Medio-ambientales.
Pérez-Aguirre (2006) reitera que “también dependerá en demasía el entorno social y familiar donde se desenvuelve [la persona], ya que es un detonante y primordial para poder explicar adecuadamente [la] conducta” (p.28).

Los traumas emocionales de la infancia son traumas vivenciales que marcan a las personas desde esa etapa de la vida hasta el resto de la misma, dichos traumas pueden desencadenar infinidad de sentimientos, como rencor, odio y desprecio, mismos que se pueden expresar a través de asesinatos.

De igual manera que se conocen casos en que los asesinos seriales provenían de una familia estable pero sus predisposiciones los habían convertido en delincuentes, también se conocen casos de asesinos que genética y fisiológicamente no presentaban rasgos característicos de un homicida, sin embargo habían sido víctimas de abuso sexual y se habían desenvuelto en ambientes disfuncionales, es decir, poco armónicos, agresivos, violentos y carentes de valores.

Precisamente, Zonderman (1993) le atribuye más influencias externas que enfermedades mentales a los criminales, influencias que se traducen en estrés psicológico impuesto por la interacción familiar y su crianza.


CAPÍTULO IV

BIOGRAFÍAS

4.1.- Theodore Robert Bundy (1946-1989)

Asesino serial estadounidense. Aparentaba una vida bastante estable, pero era violento, racista, maltrataba mujeres y animales, gozaba del fetichismo y la masturbación.

Bundy estudió varias carreras universitarias a la vez, sabía hablar chino, se graduó con honores de la carrera de Psicología y trabajó en la política, confirmando así que el coeficiente intelectual de los asesinos en serie llega a ser, incluso, superior al promedio.

Previo a 1973, fecha de su primer asesinato, Bundy ya había protagonizado robos en propiedades privadas, siempre estimulado por la ingesta de alcohol.

Cumplió totalmente con los patrones de asesino organizado, pues mataba mujeres con las que había estado teniendo citas con anterioridad y había logrado ganarse su confianza, aunado a que incluso en el momento de su detención se encontraron en su automóvil infinidad de utensilios que usaba en los crímenes, desde barras de hierro hasta sogas y esposas, pasando incluso por picahielos.

Tras las dos capturas de las que logró escaparse, cambió su manera de actuar, pasando a comportarse como un criminal desorganizado lo haría.

Una vez detenido se justificaba diciendo que no era él quien cometía los crímenes, sino ‘un ente que emergía de él pues era poseído por alguien en cada crimen’.

Los estudios concluyeron que tenía una personalidad esquizofrénica, con cambios de humor repentinos, impulsivo sin emociones, doble personalidad, inestabilidad emocional, ansiedad, depresión, obsesión y paranoia.

Se le confirmaron 36 asesinatos de mujeres en territorio estadounidense y canadiense, por lo que el 23 de julio de 1979 se le declaró culpable y condenado a pena de muerte, a lo que Bundy respondió afirmando que era víctima de un juicio injusto, pero que ni siquiera pediría clemencia por algo que él no había cometido.

'Nosotros los asesinos seriales somos sus hijos, somos sus esposos, estamos en todas partes’.
4.2.- Andrei Chikatilo (1936-1994)
Asesino ucraniano que desde pequeño vivió una vida sumamente difícil lo que desencadenó infinidad de traumas en él.

De niño fue callado, introvertido, blanco de burlas en la escuela y carente de afecto y protección. Entró a la adolescencia y seguía presentando enuresis nocturnas, dicho en otras palabras, continuaba orinando en la cama.

En la esfera sexual tuvo demasiadas dificultades; en etapas era impotente y en otras eyaculador precoz. Su primera experiencia sexual fue cuando repentinamente abrazó a una mujer, y ante el forcejeó para librarse de él, Chikatilo eyaculó. Aquel suceso quedó grabado en su mente, asociando la violencia con placer sexual.

Como muchos asesinos seriales, Chikatilo llevaba una doble vida: en casa era un marido amoroso y padre ejemplar de dos hijos, pero en su trabajo como maestro abusaba sexualmente de sus alumnas, y en ocasiones hasta las mataba. Así descubrió que la sangre provocaba en él placer inigualable.

Recurría a cuchillos en sus homicidios, y cada puñalada de la que brotaba sangre producía excitación en el. Incluso con sólo ver salir sangre de las heridas, eyaculaba involuntariamente.

Cuando se trataba de mujeres extirpaba úteros y mutilaba senos y pezones, pero siempre se deshacía de los ojos de sus víctimas, pues aseguraba que no podía aguantar sus miradas. Cuando eran niños, mutilaba sus genitales y los guardaba.

Practicaba el canibalismo, disfrutaba especialmente de las partes blandas de los cuerpos. Probar sangre, morder y comer partes humanas le daba relajación y la sensación de poseer y ejercer un poder animal.

Comentaba que sus crímenes y violaciones no eran por placer, sino por darle paz a su mente y a su alma, pues siempre se había sentido inferior como hombre y persona.

Psiquiatras declararon que Chikatilo era un hombre mentalmente normal.

53 crímenes, 31 femeninos y 22 masculinos le causaron la pena de muerte, misma que acabó con su vida en 1994, dos años después de haber sido sentenciado.

‘Soy un error de la naturaleza, una bestia salvaje’.
4.3.- Anatoly Onoprienko (1959- )

Ucraniano cuyo factor detonante para que se convirtiera en una amenaza para la sociedad, según expertos, fue el hecho de que a tan sólo un año de vida, Onoprienko fuese entregado a un orfanato. Este abandono generó en él odio, rechazo y desprecio por quienes formaran una familia.

Era un ladrón que mataba para robar, siempre con monstruosa crueldad y agilidad, pero sin los actos de un homicida con desviaciones sexuales. En palabras de Onoprienko: ‘Mataba para eliminar a todos los testigos de mis robos’.

El modus operandi del llamado Exterminador era el siguiente: elegía casas aisladas, mataba a los hombres con algún arma de fuego y a las mujeres y los niños con un cuchillo, un hacha o un martillo. Una vez muertas sus víctimas mutilaba los dedos para quedarse con sus anillos y quemaba sus casas.

Se le llamó Exterminador porque asesinada a cada uno de los miembros de la familia, sin importar sexo ni edad; en alguna ocasión mató a un bebé de tres meses asfixiándolo con una almohada.

En 1995 fue capturado y él mismo confesó haber matado a 52 personas entre 1989 y 1996 motivado por voces internas que se lo ordenaban, aunque nunca supo exactamente si eran mensajes de Dios o de extraterrestres, pero sí sabía que lo habían escogido a él por ser un ser de nivel superior. También afirmaba que poseía poderes hipnóticos y que podía comunicarse con los animales a través de la telepatía, además de poder detener el corazón con la mente a través de ejercicios de yoga.

Con los comentarios anteriores fingía tener locura, sin embargo los psiquiatras que lo estudiaron determinaron que era un individuo totalmente cuerdo.

En las sesiones de su juicio se le tenía enjaulado. Fue condenado a pena de muerte, pero por políticas internas de Ucrania no ha sido ejecutado, al igual que más de 80 personas condenadas también a pena de muerte.

‘No hay mejor asesino en el mundo que yo. No me arrepiento de nada y si pudiera, sin duda, volvería a hacerlo’.
4.4.- Richard Ramírez (1960- )


Asesino serial estadounidense problemático desde la infancia; a los 9 años ya cometía sus primeros robos. Inicialmente solo violaba mujeres, pero con el paso de sus crímenes decidió comenzar a matarlas después de cumplir con ellas sus carencias sexuales.

No le importaba dejar evidencias en sus escenarios de acción, pues afirmaba que se encontraba protegido por Satanás, y eso era suficiente para que nunca lo capturaran; lo anterior lo hace un criminal del tipo desorganizado. Inclusive pintaba signos satánicos en las paredes de donde cometía sus crímenes.

Gozaba de sacrificar a sus víctimas con música de fondo, mismas que siempre presentaban pruebas de haber sido sodomizadas y ultrajadas con excesiva violencia y sangre.

Una vez detenido se pudo comprobar que Ramírez era adicto al uso de drogas y ritos satánicos, dependencias que explican la excesiva mención de Lucifer y Satanás en todas sus conversaciones.

Ya en manos de las autoridades, Ramírez se confesó culpable de los asesinatos de los que se le inculpaba, pero en ningún momento mostró arrepentimiento ni vergüenza.

Se cree que cometió más delitos, pero oficialmente se le comprobaron y se le acusó de 14 asesinatos, 5 intentos fallidos de asesinato, 9 violaciones, 2 secuestros, 4 actos de sodomía, 2 felaciones forzadas, 5 robos y 14 allanamientos de morada, ante lo que contestó: ‘Ustedes no me entienden, estoy más allá del bien y del mal. Pronto seré vengado. Lucifer vive en cada uno de nosotros. Satán está entre nosotros’.

En 1989 se le condenó a muerte en la cámara de gas, y pese al paso de los años sigue vivo y esperando su ejecución.


‘...Yo no creo ni en la hipocresía ni en los dogmas morales de la llamada sociedad civilizada. Sólo me basta con mirar dentro de esta habitación, para conoceros tal y como son: mentirosos, cobardes, asesinos, ladrones... y cada uno con su propia profesión legal. Son unos gusanos hipócritas, me enferman...’
4.5.- Gregorio Cárdenas Hernández

Asesino en serial mexicano con una historia de asesinatos sumamente crueles, pero con un desenlace un tanto cuestionado por muchos.

Según declaraciones de su madre, Cárdenas era el mejor de sus hijos, bueno, dedicado, obediente, gustaba de escribir versos, sabía de literatura, filosofía y artes en general, y era tan inteligente que incluso Petróleos Mexicanos (PEMEX) le había otorgado una beca y trabajo. Presentaba muestras de alta nerviosidad, tics y enuresis hasta los 18 años.

Su detención fue posible gracias a la denuncia de un padre de familia, pues su hija estaba desaparecida y era con Goyo, como también es conocido, con quien ella había estado saliendo en los últimos días. Al realizar el cateo del domicilio de Cárdenas, se encontraron 4 cuerpos enterrados en su jardín; 3 de prostitutas cuyos servicios había contratado y uno de su novia.

Ya en manos de la autoridad, Goyo confesó haber estrangulado y ultrajado a su cuarta víctima y pareja en un momento de ira, pues ella le había negado un beso. De las otras 3 víctimas afirmó no saber por qué las había matado, sólo pudo decir que había tenido relaciones sexuales con ellas antes de cometer los crímenes.

En 1942 le declararon auto de formal prisión. Una vez en prisión, fue sometido a múltiples estudios psiquiátricos con el fin de determinar su situación mental. A raíz de dichos estudios, Cárdenas se quejaba constantemente de dolores de cabeza muy fuertes.

Los resultados de la primera ronda de estudios aplicados al criminal fueron bastante contradictorios. Mientras unos abogados y médicos afirmaban que se trataba de un demente, otros decían que si bien era un sujeto altamente peligroso y perverso, él estaba en perfecto uso de sus facultades mentales.

Tiempo después fue trasladado a un centro psiquiátrico bajo el reporte médico de presentar un síndrome confusional (delirios) y una esquizofrenia catatónica.

Tras haberse escapado del hospital psiquiátrico y ser redirigido al mismo, a lo que el comentó que no se había escapado, sólo había salido de vacaciones, se le volvió a aplicar otra serie de estudios, mismos que permitieron descartar la supuesta esquizofrenia que se le atribuía.

Esto orilló a los expertos a estudiar los sucesos importantes de su niñez, y encontraron que en Veracruz, lugar de donde era originario, se había desatado una epidemia de encefalitis cuando él era pequeño. Se concluyó que los crímenes de Goyo eran producto de una infección del sistema nervioso central que había sufrido a raíz de dicha infección, es decir, de una secuela post encefálica.

En 1975, tras estar encerrado alrededor de 30 años, fue puesto en libertad, pues como aseguraba Alfonso Quiroz Cuarón, criminólogo de la UNAM y catalogado como el mejor criminólogo del mundo según Gerhard Muller (miembro de la Organización de las Naciones Unidas y jefe de la rama de Prevención del Delito y Tratamiento al Delincuente), los impulsos sexuales desviados y patológicos que llevaron a Goyo Cárdenas a delinquir en su juventud, tras el paso de los años deberían haber disminuido parcial o totalmente.

4.6.- Juana Barraza Samperio (1958- )
Asesina serial mexicana que cumplía, en su mayoría, con los patrones de asesina desorganizada.

En noviembre de 2003 las autoridades empezaron la búsqueda de un presunto hombre maniaco depresivo que llevaba una serie de asesinatos a mujeres de la tercera edad, todas mayores de 70 años.

Existieron varías teorías. En un principio se creía que los homicidios no eran producto de una sola persona, sino de dos. Después de casi dos años se descartó aquella teoría, pero se pensaba que el autor de los crímenes era un hombre que odiaba a las mujeres y que se disfrazaba de enfermera. Es por esto que entre las primeras acciones que tomaron las autoridades estuvo el recaudar huellas dactilares de travestís que practicaban el sexo servicio en zonas aledañas a los lugares donde se habían presentado los asesinatos.

Casi 3 años después fue detenida tras haber sido observada al salir sospechosamente de una casa, donde se encontrara el cuerpo muerto de una anciana de 81 años. Aseguró que mataba por coraje pues que su madre la hubiera regalado de pequeña y que su padrastro la violara había dificultado mucho su vida.

Con ayuda de documentación falsa, lograba ser aceptaba como enfermera y cuidadora de las ancianas que después serían sus víctimas. Prefería los martes y miércoles para llevar a cabo sus homicidios y usaba con mucha frecuencia el rojo en su vestimenta. Incluso en el retrato hablado que la Procuraduría General de la Justicia creó, se le vistió de dicho color.

Estrangulaba a sus víctimas con cualquier objeto que encontrara en la escena del crimen: medias, cables, lazos de cortinas, etc. En el asesinato que realizó momentos antes de ser detenida el arma causante de la asfixia de la víctima fue un estetoscopio que traía consigo no como arma, sino por el papel de enfermera que debía cumplir frente a los ojos de las ancianas.

Se le adjudica por lo menos la muerte de 11 mujeres de edad avanzada, pero hasta la fecha sigue esperando su condena en una prisión femenil.

‘Yo sé que es un delito y yo lo hice y lo voy a pagar. Nada más acuérdense que hay un Dios que no olvida’



4.7.- Raúl Osiel Marroquín Reyes (1981- )
Joven criminal mexicano cuyas víctimas siempre fueron hombres con preferencias homosexuales. Con anterioridad ya había sido encarcelado por robo en el estado de Tamaulipas.

Marroquín contactaba a sus víctimas en lugares concurridos por personas con dichas preferencias sexuales. Entablaban amistad y las invitaba a algún hotel o a su departamento, donde los secuestraba entre 5 y 7 días y pedía cantidades altas de dinero por su rescate. Sin importarle que el rescate hubiera sido pagado, Marroquín mató a 4 de sus víctimas, pues le asustaba que pudieran rebelar información importante a las autoridades.

Tras haber acabado con la vida de sus víctimas, introducía sus cuerpos en maletas para después dejarlas en lugares públicos.

Al ser cuestionado por las autoridades y los medios de comunicación, Marroquín no mostró actitudes de arrepentimiento o vergüenza mayores. Explicaba que le causaba un poco de remordimiento el haber afectado a su familia y conocidos, pero que en cuanto a sus víctimas y seres queridos no; aseguraba que ni siquiera había pensado en ellos.

Los asesinatos y secuestros que llevó a cabo, según sus planes, eran sólo el inicio de su carrera delictiva. Aseguraba que añoraba salir de la cárcel, conseguir mejores víctimas, con más dinero y matarlas; sólo que, en palabras de él: ‘refinaría mis métodos, para no cometer los mismos errores y no ser detenido’

El 25 de mayo de 2007 fue condenado a 147 años de prisión por al menos 4 asesinatos y 6 secuestros.

‘Hasta le hice un bien a la sociedad, pues esta gente hace que se malee la infancia’.



CONCLUSIONES


Tras la elaboración de este trabajo se cuenta con las herramientas suficientes para dar respuesta a cada una de las preguntas de investigación planteadas al inicio del proceso.

Si bien hay preguntas ante las cuales no se pueden tomar posturas totalmente radicales, con este trabajo se pretendió siempre mostrar la amplia gama de información referente al tema. A continuación se muestran las principales conclusiones obtenidas.

Hablar de un perfil psicológico constante en todos los asesinos seriales es tomar una postura sumamente riesgosa. Hay conductas semejantes, enfermedades mentales parecidas y antecedentes familiares iguales entre muchos de estos criminales, sin embargo, siempre habrá pequeñas, o grandes, diferencias que impedirán la generalización de sus perfiles psicológicos.

Es común encontrar que quienes se convierten en multihomicidas se hayan iniciado torturando animales y teniendo fantasías de dominio y sumisión de otros. La carencia de afecto, el maltrato físico, psicológico y el abuso sexual en la infancia, la ausencia física o emocional de la figura paterna y la convivencia diaria con personas muy agresivas y carentes de autocontrol son algunas de las características que la mayoría de los asesinos en serie llegan a presentar, sin embargo, es importante no tomar esto como un método fiable al buscar determinar la condición de una persona. Si bien muchos asesinos cuentan con estas características como antecedentes personales, no se debe deducir que cualquier persona que también los presente será un asesino serial.

Las mismas dificultades que se encuentran al buscar determinar el perfil psicológico de un criminal en serie se encuentran al desear establecer las causas del problema. El determinar si un asesino serial nace o se hace tal parece que es una cuestionante que nunca tendrá solución.
Se sabe que una persona en cuya familia se encuentran casos de enfermedades mentales, tendrá una predisposición genética a desarrollar los mismos, o incluso otros trastornos, mucho mayor que alguien en cuya familia no se hayan presentado enfermos mentales.

Sin embargo, el estudio de muchos asesinos seriales de la historia ha arrojado que bastantes de ellos son personas con una salud mental perfecta. Esto se debe en la mayor parte de los casos, a que son sujetos que se desarrollaron en ambientes familiares disfuncionales, o bien, vivenciaron sucesos que les generaron traumas o sentimientos de rencor y odio, mismos que expresarán mediante los asesinatos.

Las motivaciones que conducen a los asesinos a actuar de una manera, que para el resto de la sociedad resulta hasta inconcebible, son cuatro distintas. Existen los misioneros, quienes actúan por hacer un supuesto bien al mundo; los visionarios, quienes escuchan voces que les ordenan asesinar; los hedónicos, quienes asesinan por el mero placer que les produce hacerlo; y los motivados por el poder y el control, personas que creen que tener control sobre la vida y la muerte de los demás, los hace seres superiores.

Para muchos, la situación de estos criminales respecto a sus actos, resultará difícil de creer, pero los asesinos en serie son personas que tienen totalmente inhibido el poder de la empatía, esto quiere decir, que aunque lleguen a entender que lo que hicieron está mal visto y sancionado por el resto del mundo, no sentirán ninguna clase de remordimiento ni pena de haberlo hecho, incluso llegarán a alardear sobre sus conductas.

Con lo anterior se puede concluir que se debe prevenir en lo posible la formación de estos sujetos, fomentando el correcto ambiente de desarrollo para las nuevas generaciones y que por más inhumanas que sean las conductas de estos seres, detrás de sus actos hay mucha carga genética, cuestiones fisiológicas y/o historia en sus vidas que los han convertido en lo que ahora son.
BIBLIOGRAFIA


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Lykken, t. David. (2000). Las Personalidades Antisociales. España: Herder.

Ortiz-Tallo Alarcón, Margarita. (1997). Trastornos Psicológicos. España: Ediciones Aljibe.

Pérez-Aguirre, Ángeles. (2006). Asesinos Seriales. México: Más Libros.

Zonderman, Jon. (1993). Laboratorio de Criminalística. México. Limusa.

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